luno

dulce locura, la vida

Dulce locura, la vida 

y mi transcurrir de loco

por la tuya... 

 

Suenan luces cuando 

veo ruido sospechoso

de ser magnífico. 

 

Tan pronto oigo, escucho 

el brillo fino de bellas

galaxias estrelladas. 

 

Y lloro, de alegría, ositos 

de peluche con corazones 

en la barriga, amorosos, 

rellenos de azúcar y miel, 

que se retiran para amarse 

a la casa abandonada que 

hay en el callejón oscuro. 

 

Dulce nombre de galleta maría 

es lo que pone en braille 

en la lata de hojalata

que encontré oxidada

en aquel último estante 

de aquella coqueta tienda 

de barrio marginal. 

 

Las monedas que encontré, 

bajo el banco desvencijado 

de un parque entregado 

a su intrigante monotonía, 

las lancé,

deseando tres veces, 

a una fuente fidedigna. 

 

Por último anunciar que 

la vibración del celular 

de un lindo ángel caído 

se trasladó,

cómo pudo suceder, 

a mis rodillas artríticas 

y ahora, milagro del cielo,

no puedo estarme quieto 

pues me muevo raudo 

como las negras hormigas 

cuando buscan trigo 

para tener en invierno 

el pan asegurado. 

 

Y pan, pan, pan, pan, pan

dijo la estúpida pistola 

que me dejó un día

en clarísimo fuera de juego. 

 

Fútbol, balompié, fútbol... 

marco goles al aburrimiento 

cuando, tranquilo, escribo, 

pero marco goles de campeonato 

cuando van saliendo los versos 

adecuados del poema; y pienso 

que esos son goles

y no los que marcan 

las grandes estrellas 

en la caja tonta 

todas las semanas...