Nicaragua bendita! Tu fulgor majestuoso
plugiera a gran Natura llenarlo de beldad,
que brillara la esencia por tu cielo glorioso,
de amor y de justicia, de paz y libertad!
El azul que flamea tu gloriosa bandera,
con el blanco conservan tu magnífica historia,
si un tirano ambicioso mancillarla quisiera,
debemos recordarle que está forjada en gloria.
Los ángulos que forman tu magno y gran escudo
nos enseñan prestigios de gigante nobleza,
jamás las ambiciones destruir sus bases pudo,
está cubierto en velos de enhiesta fortaleza.
La sangre derramada que nuestra patria llena
proviene de las venas del bravo Diriangén,
hagamos de su herencia la lanza que cercena
a tiranos que quitan de justicia su bien.
El sol nicaragüense se encuentra tan oscuro,
evitemos que triunfen la maldad y el cinismo,
de nuestra valentía depende gran futuro
de nuestra tierra hermosa, repleta de heroísmo!
A tiranos inmundos se les paga su precio
levantando las voces en unísono coro,
aceptar dictaduras, es igual al desprecio,
que jamás se permite por La Paz y el decoro.
La historia nos demuestra que pasa con tiranos
si el pueblo se decide luchar y rebelarse;
despertemos conciencias enlazando las manos
que la patria es sagrada, deberá recordarse.
Justicia y libertades derechos muy sagrados
que todos los humanos traemos con fulgor,
por eso no debemos estar aprisionados
cadenas aceptando del cruel usurpador!
Después lamentaremos el rumbo tan sombrío
que veremos mañana si tener lealtad;
que suenen en el alma los versos de Darío:
¡Merece Nicaragua su santa libertad!!
Autor: Aníbal Rodríguez.