Santiago Miranda

Ex-(ni)hilio

 

 

La muerte no va conmigo

se queda en ustedes hermanos, míos

enclavados en la victoria (oh, ahí viene)

o en la derrota del martirio (oh, ahí se acerca)

abalanzando su peso herido (oh, alguien dice que mañana llega) tal ocaso  

nos lameremos las cicatrices de cachorros desnutridos

 

yo que tuve en mi boca el pecho bueno de la tierra

yo que tuve raíces en mis dedos y estrellas en la mirada

yo que tuve un nosotros, juntos más no separados

tú que eras quién yo era

antes de ser lo que ahora soy

en un cielo atizado de brasas

o al mar por la instancia ahogado

¿huirías por los cielos escindido

de tus raíces a pacíficas ciudades?

¿huirías del crepúsculo de muerte

bajo el mediocre ataúd de la rutina

a la mañana interminable del mañana?

 

- Recompondremos los huesos rotos

con ungüentos de himnos y guitarras 

al viento, lanzaremos flores en las tumbas

sin nombre, en los campos, devolveremos luz a los soles

sin nombre, en los mares pacíficos cultivaremos redes

sin nombre, llegaremos al origen de la palabra que aún

sin nombre, de los hijos naturales proclama el estallido:

 

La muerte no va conmigo, se queda

en las hojas trizadas, en los sueños marchitos

en los trenes parados, en óxido y su herrumbre

en papeles apisonados, en compases a destiempo

¿despiertas? -despierto; nos miramos iguales

ahora que ambos hemos muerto o cerca

estamos de aquello, no nos queda otra

que el mirarnos y decirnos

a la cara, las palabras necesarias

 

¿Quién eres y cuál es tu nombre?

   ¿Dónde estuvimos que sin oírnos, supimos

       Sobre el mismo terreno, entre cielo alba figura y el fondo negro eterno?

         ¿Qué hicimos hermano mío, con(tra) la muerte en los talones

              En qué oscura posada nos refugiamos a la noche que no nos vimos?