Cielocardenas

Tu

Embriagándome con la fragancia de tu pelo,
aprisionando mis pies con tu cabello,
cortando con el filo de ellos el pudor de mi cuerpo,
tejiendo en el una trenza de consuelo.

Internándome permanentemente en tus ojos,
caminando como trapecista en la lindura de tus pestañas,
soñando en el mar junto a tus pupilas,
robando de ellos ese brillo desconfiado, colocando un toque de amor cubierto de inocencia.

Rozando nuestros labios el cielo se estremecerá,
generando una batalla incandescente en nuestras lenguas,
bautizando con nuestra saliva nuestros deseos, mordiendo la impaciencia de deseo que tiene tu boca.

Caigo en la inevitable nobleza de tus manos,
deslizando mis dedos sobre tu espalda,
besando ese sendero eterno que ocultas bajo tu camisa,
llegando al éxtasis inmortal de la gloria.