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INEVITABLES VERSOS

Pude escribir de las flores,

de las complejas orquídeas

y la humedad de su belleza,

de jardines primaverales,

cargados de colores y aromas,

de sus plantas turquesas

y amarillos de fuego.

 

Pude escribir del otoño

y de las hojas que caen

jugando en el viento,

como queriendo mecerse

en la lentitud del tiempo,

sobre las ondas de frío

que anuncian los blancos

inviernos,

o del olor a tierra mojada,

del arrullo que la lluvia

le propicia al recuerdo

del bosque a las gotas de lluvia

que golpeando acarician

su manto de vida.

 

A los cielos azules,

teñidos con cirros,

con cúmulos nimbus,

llenos de copos

y contrastes de luz,

de las noches

salpicadas de estrellas,

inundadas en cantos de grillos

y de silbidos

del viento,

que se alejan bailando

sobre la hierba del campo,

escurriéndose

mas allá del olvido.

 

Pero no pude evitar,

escribirle a tus ojos,

a la alegría que habita

en esas dos primaveras,

a la tristeza que a veces

inunda de invierno

su mirada,

y al olvido,

que se ahonda

en la ausencia del mirar,

de tus dos grandes ojos.

 

SALO.