Alberto Escobar

A la Misma Hora

 

 

Recibo tus whatsapps siempre a la misma hora.

¿Acaso es en ese momento cuando te solazas?

Entiendo que sí aunque no me contestes, recibo

tu respuesta como efluvio que el viento solar me

trae, azul verdoso, como el color de la esperanza

mojada en el mar de los Sargazos,

mar intrincado pero mar al fin y al cabo.

Voy viviendo pendiente de tus protones y

electrones que me incitan desde dentro a querer ser

savia de fotosíntesis que la noche apacigua, calma,

la almohada me llama a su seno sin ti, te siento lejos

cerca lejos, por la noche cerca cerca, en el trabajo 

lejos cerca (en el instante de descanso bocadillesco).

Te siento como Holofernes seducido por la magia de

Judith justiciera,  Judith Némesis tramposa,

pordiosera pero siempre seduciente como cobra al

son del bastón que el faquir blande sabedor.

Me decido flotando hacia el sol oscuro no naciente todavía,

solo luna testigo de su luz/Me lleva la aurora boreal que se

cierne perversa sobre la nube próxima, elevante pero

insuficiente/ Me fundo con mi bigbán en polvo

de estrellas que cae a la tierra fértil, necesario, abonante

estiércol de vida.

 

Solo tú sabes qué significan las leyes de Newton en la realidad

gravitante del universo, solo tu sonrisa cóncava como ensenada

vencida devuelve el sentido de mi seguir, sonrisa que me llega

por el aire hasta mi mano digital a esa misma hora.

Precisamente a esa y no a otra...