Olivera Dayana

Olvido, perdón...

No nos olvidan los peces,

las paredes, ni los vientos.

Aunque yo escriba otras leyes,

siempre estrañaré tu puerto.

 

No nos perdonan los trenes,

los globos y los veleros,

tanto mudarse de pieles,

tanto buscar lo que tengo.

 

No nos olvidan tus muebles,

porque cojean con miedo,

por esa danza y las redes,

con que tu y yo resolvemos.

 

No nos perdonan los jueces,

ni los cantos, ni el silencio,

que esquivemos alfileres

ya con tantos agujeros.

 

No nos olvida la nieve,

ni las lluvias y el desierto,

ni el desgaste en tus paredes,

ni el minuto en que nos vemos.

 

No te perdono mi suerte,

la fortuna es lo de menos.

El problema es que bosteces,

cuando hace meses no duermo.

 

No me olvidas por las veces,

que yo olvido sin saberlo,

y porque se van los meses,

sin que nos perdone el tiempo.