argantonio

El fuego

Añades al sol inclemente del verano,

el calor del carbón encendido de la fragua,

bañados en negro sudor tragábamos el agua,

parecíamos de Velázquez los herreros de Vulcáno.

 

Había temporadas que trabajábamos a destajo,

juntábamos la noche con el día,

por trabajar duro no había tristeza sino alegría,

sin patronos a la vista hacíamos en libertad nuestro trabajo. 

 

Éramos una curiosa amalgama,

de hombres de todas las edades,

algunos eran veteranos de la guerra.

 

Uno había sido oficial y se daba fama,

de haber combatido en campos y ciudades,

al otro el fuego de la fragua no le aterra.