biyoi

Corazón añejo

 

Mi alma sueña, mi sueño reclama, a aquella dama que a mi tristeza le hace falta.

Mis flores admiran el precipicio de tu corazón, deseando jamás haber olido tal límpida putrefacción.

Sobre mi guitarra, fumas rosas de mis cartas.

Entre mis entrañas, una pluma exprime la tinta que corre por mis palabras.

Luz de día, sobre luz de noche, iluminan mi idea de la melancolía.

Y el papel y tú mirada, oxidan cualquier poema, efecto de tus telas transparentes que embriagan las miradas.

Para ti, pérfida y bella dama...