Enrique del Nilo

TREINTA MONEDAS

Ayer fue viernes

y hoy me queman treinta monedas en mis manos;

tu sangre salpicó mi rostro

cuando voló con el impulso del látigo

que abría tus lomos

como el arado

que orada la pulcritud de la tierra

y tu sermón que me eleva de ella

 

Anoche me harté en tu mesa

y bebí hasta perder la cabeza

me alzó la ira, argumentando tu defensa

pero era mi cobardía

la que impedía soltarte

esa que me hizo zozobrar en las aguas

y que me llevó más tarde a negarte

 

Hoy quema mi cuello la soga

mientras se derrapan de mi mano

esas malditas treinta monedas de plata

que mi amor y lealtad costaran

¡maldito sanedrín, me han embaucado!

treinta monedas de plata me han dado,

treinta monedas de plata…

¡Las prometieron de or…!