facundo perkins

Sueño

El día va exhalando ,

sus últimos alientos,

su refulgente corazón de fuego,

en la ruta cíclica ,

  su carrera va deteniendo,

 

en el horizonte los árboles,

lo aprisionan y apuñalan,

 agonizante   se desangra ,

por senderos y enramadas,

 regando  con oro triste ,

la sedienta tierra , pobre y aletargada,

 

misteriosos vigilantes ,

 de los árboles van surgiendo,

almas oblicuas, oscuras y alargadas,

se derraman   por el suelo,

intentando con raudo   esfuerzo ,

 atrapar el último destello  ,

 

 alimentarse quieren ,

embriagarse con su lumbre,

 vivir  o morir en el intento,

no quieren quedarse a oscuras,

 no quieren  ser tinieblas de nuevo

 

arrullos de gorriones ,

 palomas  en el viento,

trinos peregrinos ,

ecos de vida ,

póstumos suspiros que le gritan ,

al manto mortecino que se despliega,

 

sinfonía que al unísono,

 son ubicuo que  palpita ,

en el monte , en la penumbra,

reminiscencias  que despiden,

al Creador su providencia ,

  y al día sus fatigas

 

una brisa   fresca, abrupta   merodea,

susurrando al   crepuscular silencio ,

 heraldo de ignotos aires,

mensajero  de otras tierras,

divinal caricia , soplo etéreo ,viajero del cielo,

mece   la hierba  en un vaivén sereno,

 en un vaivén  delicado de  sutil afecto,

 

una hormiga alpinista ,

por la corteza de un árbol viejo,

sobre sus hombros carga alegre,

un sueño verde de sustento,

 

 una luna taciturna

espía con su resplandor argento

brincando inquieta por el horizonte

por ese vasto y misterioso mural

que separa la tierra del cielo

 

son destellos , son cristales

 se insinúan con sigilo

se insinúan  en el  taciturno  cielo

en un crescendo , lo van henchiendo  

  son acordes de alegría

arrancándole de a poco   sus desvelos

 

 

 eternas compañeras

les sonreían al viajero

sonrisas de diamantes

por montañas y desiertos

 

en el  abismo de la tormenta

a los náufragos regalaron

una bonanza de ilusiones

un hogar , una familia , un regreso