walter rafael aguero gomez

El tiempo nos enseñó a amar...

El tiempo,

caminaba apresurado,

ante el árbol 

de mi existencia.

Tú,

observabas

la caída de mis viejas hojas

y los brotes

pigmentados de esperanzas

que mostraban mi nuevo crecimiento.

Las viejas hojas

secas por la adversidad,

habían caído

para convertirse en mi abono.

Errores,

memorias dolorosas,

que dieron paso a la felicidad.

Corrí riesgos

mientras pasaba el tiempo;

la ira

era mi debilidad;

ahora,

el amor es mi fuerza.

La verdad y el amor

siempre triunfan.

Tú y yo,

nos dejamos sorprender

por el amor de Dios;

ese,

que nos lleva

como simples partículas

por el cósmico,

para consagrarnos 

a vivir distinto; 

a vivir en el amor.

Sin miedo,

aceptamos el reto

de la felicidad,

en la sencillez

y en la cotidianidad.