Luna atrevida, robase los diáfanos días sin dejarse tocar,
solo absorbiendo los pegaseos lenguetazos fulgurantes,
apenas adivinándose desvanecida en la misma claridad de su amado...
Agudiza el deseo desde su eterna noche callada,
desvelase el universo fisgoneando por los callejones de estrellas,
acorralase el sol entre sus horas,
conspirando su fuga hacia el centro de su negada oscuridad.
Tras ella; eterna infiel de las luces,
enredadora de pedagogías insondables,
dueña de mareas insalvables, manda sus ganas y él,
la va devorando mientras llega la noche y entonces,
entera yace sobre la cama de los llaneros esteros azules...
Hasta él, niebla sus pupilas saboreándose sueños piel,
entre brindis con Sileno y Dionisos;
por el quiebre de las eternidades donde se espera el eclipse total,
donde el beso de la noche, se hace fértil norma de victoria...
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TulioNagedSánchezCortés