Río Que flota

Flagelos

Oh, señor...
Piedad
y piedras para mí
Mi corazón sangra en sus ojos
y alimenta sus dedos:
Escriba en las socavadas entrañas de mi aflicción.

Mi prisión se reduce desde
que soy vida [a una etérea y acuciante distancia percibo su metal y su aliento]
Y muerte es mi prisión...

Piedad, piedras
y vida para mí, señor.
No más tretas
ni escondrijos labrados con placer.

Son severas mis culpas
y contradicciones;
Es severo mi caminar y
severa mi danza:
condeno las huellas y el destino
de mis pasos.

Piedad, piedras
y olvido para mi señor.