Adrian Labansat

TELEGRAMA

Cementerio del amor sofocado, lapidas donde el duelo de pequeños gusanos se nutre, amor encadenado a encantamientos para la angustia, espera mutilante.

 

Posada del placer para la fascinación, trozos de tiempo, siembra de minutos en el suelo donde los huesos han sido fisurados por el sedimento de los amores muertos,  llanto muerto, fabricaciones de plástico, amor procesado, embutidos de lagrimas desechables, restos para el mar muerto; pero de nada sirve nadar a  la tierra donde el ser es un exiliado, en estas ciudades de plástico, de pánico frío donde hay fósiles, derrames milenarios para que el mundo avance con combustible de muertos.

 

El amor se ha soltado de los corazones, está lloviendo y estoy llevando flores de aire contaminado en ramos de asfixia, entro en este cementerio de amor sofocado,

para morirme también de la sed de todos los días.

Su mirada fría ha entrado por mis ojos para congelar mis atardeceres  incendiando con petróleo mis cabellos hasta engendrarlos entre cenizas grises, los minutos sembrados están creciendo y los arboles de vejez dan sus frutos de amarguras rojas.

 

Tomare para mí todo el desprecio en nombre de tu nombre que desenmascara lo que supe imposible insertándome en las profundidades del tiempo donde ahora el amor es un niño que corre desnudo y desconsolado junto a dinosaurios, el progreso  ha depositado al amor en su lapida, en este cementerio de ahogados.

 

Esta tarde un telegrama se me quiebra en las manos:

 

El amor ha muerto, lo enterraremos esta misma tarde

a veces la fe se me cae a pedazos

ya no es posible saldar los daños

estoy llorando pero no se si estas lagrimas son ciertas.