Norberto p.p.

Perdimos, Flor

Con lápiz en mano y el lucero sincero de la noche, escribo tu nombre en el titular de esta minuta, mientras tanto espero pueda llegar a tus manos este estro profundo y sencillo para acordarte que aún vives en mis palabras, menos que en mis sueños pero más que en efigie.

Hoy el corazón late de pena, mi alma se ha acrisolado. Tu verdad evaporizó en la tierra de mis pies y la mañana regresó con el rocío que hoy empapa tus cabellos. ¡Ay mujer niña!, vientre de luna, mar y desierto, ojos al viento; me acostumbraste a tu risa y amé tu ser como antes sin después. Esta vez no diré que te quiero, esta vez diré que te amo y también que te perdí.