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Aquel escritor.

Él era el mejor al escribir,
Su prosa te hacía sentir,
Cada verso le daba sentido al vivir.

El escritor de vidas,
De historias maravillosas,
Y en ocasiones de mentiras.

Sus versos de amor eran utopías,
Jugaba con palabras inexploradas,
Era un mago al rimar en su poesía.

A veces con música acompañaba
A los poemas de su alma,
Eran canciones reconfortantes o amargas,
Dependía del estado de su calma.

Brillante eres le elogiaban sus amigos,
El no creía en los cumplidos,
Simplemente escribía y compartía su vida.

En el amor como buen poeta,
Tenía la maleta vacía,
Ni un corazón le pertenecía.

Pero eso no le afligía,
Su lirica se inspiraba en esa desdicha,
Siempre imaginaba las mayores alegrías.

La fantasía de su texto era un viaje sin regreso,
Te volaba la cesara con el juego de sus versos,
Mataba y revivía a tus neuronas con cada bendita estrofa.

En el amor no era correspondido,
Ahí lo extraño de su idioma,
El le escribía a diosas,
Inventaba la mayor musa
En mundos donde solo él, la cortejaba,
Y obvio con palabras las conquistaba.

El escritor se perdió hace tiempo,
No eh vuelto a leer sus cuentos,
Extraño cada uno de sus lamentos,
Sobre todo sus finales con besos.

Aquel poeta era mi amigo,
Hoy se ha perdido,
Y en el frío
Me eh quedado sin las letras
De sus poemas,
Para que me sirvan de abrigo.

Me quedo con su recuerdo,
Lo cálido de su verbo,
Los sueños que crearon sus obras.
Y me hicieron volar,
Como no lo eh vuelto a hacer más.