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En mi habitaciĆ³n te recuerdo.

En mi habitación me encuentro
Relatando a mi almohada
Historias de nuestros días,
Cuando yo era todo en tu vida,
Volando juntos hasta nunca jamás,
Y regresando al mundo mortal.

Escucho música y te recuerdo,
Se que te encanta mover tu cuerpo
Al ritmo de un tambor o cualquier instrumento,
Me perdía en cada uno de esos movimientos,
Caía mi saliva por tener la boca abierta,
Embebecido me la pasaba observando
Lo complejo y la belleza de tu silueta.

Bailo solo al son de ese compas,
Tropezando porque no soy bueno en el bailar,
Pero me siento vivo al agitar mi corazón,
Acelerando sus latidos con la armonía de una canción.
Imagino que mi sombra eres tú,
Te tomo con una mano de la cintura,
Con la otra entrelazo mis dedos con los tuyos,
Y vuelo a esos bailes sensuales después de cada orgasmo.

Escribo versos en tu nombre,
En el viejo escritorio de mi cuarto,
Se escucha el rugir del papel,
El sonido de la tinta al rozar su piel,
Como mis caricias lo hacían con la tuya,
Tan delicada y fina, elegante y sexy,
Eras tú como el mar, nunca te terminaba de analizar.

A veces derramo lagrimas de tristeza,
Caen a borbotones por mis pómulos,
Hasta llegar al suelo,
El lugar donde he vivido el tiempo de tu ausencia.
A veces lloro de alegría,
Al recordar tus te amo en mi oído.
Pienso que no te eh perdido,
Y en ese instante rueda una lagrima más
Porque me doy cuenta de que no estás.  

Me doy cuenta de que no soy bueno,
Tu eres el significado de pureza,
Tan fiel, tan completa.
Yo no soy ni siquiera buen poeta.
Los detalles de tu ser se grabaron en mi memoria,
Al igual que el mapa de tus puntos erógenos,
Esos que te volvían loca de placer.
Tal vez eso fue parte de mi imaginación
Ya que a pesar de eso dijiste adiós.

Mi almohada me aconseja que te busque,
Yo le reprocho que ya no me quieres,
Ni siquiera me haz de pensar o imaginar,
Aun menos me podrías extrañar o amar.

Me gusta soñar paisajes tranquilos,
Donde me tomas de la mano,
Me invitas a bailar,
Y sin más me vuelves a amar.

A veces canto
Canciones de desamor,
O del más puro dolor.
La luna me acompaña en los coros,
Y su luz ilumina la soledad de mi habitación.

Ahora solo me pregunto:
¿Con quién volaras?
¿Quién será tu pareja al bailar?
¿Me extrañaras en este oscuro mar?

Mi habitación es mi refugio,
Aquí sonrío poco y también te lloro,
Pero la verdad solo recuerdo
Cuando mojábamos las sabanas.
Mi cama aún te extraña.
En aquellos días húmedos
Poco a poco de mí te enamorabas.

En mi habitación te recuerdo,
Solo triste y sin ilusión,  
Pero sé que algún día volverás,
Me queda la esperanza
De que también me amas
Y me extrañas en la soledad
Del lugar en donde estas.