Walberto Díaz

Respiración

Buscaba vida en tus pechos secos, 

llenos de lágrimas y soledades,

pero sólo soplos de vacío

podías ofrecerme.

No me di por vencido y seguí insistiendo.

De pronto:

Mis  venas ardieron.

Tu corazón galopeó.

Sentí vida, la tuya que me ofrecías,

la mía que te obsequiaba.

Yo, antes Ser inerte,

más vivo que nunca.

Tú, cuerpo reencarnado

lleno de esperanza

bajo el naranjo desnudo.

 

Walberto Díaz

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