Cecilio Navarro

Piezas, simples figuras de juego.

En mi humilde casilla

del inmenso tablero de ajedrez,

contemplo la partida

que se libra, a través

de egos prepotentes que buscan el poder.

 

Celadas ajustadas

cerrando escaramuzas traicioneras,

jugadas temerarias,

puñaladas traperas

con un único fin, imponerse en la selva.          

 

Observo al caballero

retozando altanero, con sus armas

de calibre ligero,

desafiando a la dama,

al rey, y a todo el que ose, oponerse a su marcha.     

 

Los alfiles en cambio,

extienden con su radio, los apoyos

que creen necesarios

para escoltar al trono

y así, de esta manera, conseguir nombre propio.

 

La poderosa torre

arrasa las columnas y las filas,

protegiendo a los nobles,

aplastando cretina

a peones sufridos, que injusticias indignan.  

 

Juegan blancas y negras

se alejan y se acercan, suplantando

la gran tragicomedia

de la vida en un plano,

de la vida real que angustiados penamos. 

 

¿Pero que nos creemos?

Si el jugador se cansa de nosotros

nos tumba en el tablero

¡Sin excepción! ¡A todos!

Negras y blancas, juntos vamos, al mismo bolso.

 

Cecilio Navarro    04/09/2016