Darío Ernesto

Mabel Marta

Marta Mabel

en un orgasmo de la esperanza
fructifico la blanca cereza
ya en este día como una novia
blanca radiante hermanita mía
un primero de setiembre
el moreno labriego fecundo a la gringa matriz
y cayeron los frutos en mis manos de primogénito
yo era el nogal solitario
que un en su raíz yace el hacha oxidada de olvido.
Estuve de pie en la centuria
para derramarte sombra en las tardes de verano
llora en mi pecho el asustado padre
henchido su pecho
ufano y viril amo de esa niña,
pero un día el la vio entre las viñas
llevando chasque a un amante enamorado
pobre mi sangre temblaba
pues inocente niña
su padre maldecía
lo ha cercenado al forestal hombre
como el fuego de la hoguera,
al amor de su amada virgen hija
y en sus huesitos recayó ese embrujo
fiebres reumáticas sufría la tierna niña
mas con el forces su clavícula se desgarraba
antes de partir cantare esta endecha
la que un día cantaras en declamaciones
pues de nogal a poeta
tu hermano aquí de pie muere lentamente
en sus nostalgias.
fuimos del paraíso los arboles de sangre
mas hubo otra flor bella
no de carozo sino de injerto de ese amante
que trajo afrentas
sabiendo yo su mentira o verdad
en mis oídos retumbaba
así lo dijo mi madre
envenenando mi inocente aura
ella quiso, tal vez decir
amense a mi manera
de vez en cuando la veo en cada primavera
pero el tiempo es enemigo
cruel testigo, que murió el labriego
un día de la independencia
mueren lentamente también
en otoño las vides y los cerezos en el alma.
todos los nogales,de grises ramas.

Autor: Dario Ernesto Munoz Sosa
setiembre 2
de 2016, Argentina