mariano777

ARPONERO

El viejo cazador del mar,

perdida su mirada en el tiempo,

se apoya en la dura roca

redondeada por el agua terca,

sin poder evitar,

del salpicar de las olas

el reclamo a su conciecia.

 

El brillo de sus ojos,

empañados por sal y sangre

de todos los mares,

busca en el horizonte,

el obsesivo perfil de antaño,

de una ballena saltando.

 

Pero ya no hay nadando

en los confines,

entre peces verde, rojos o violetas,

cetáceos azules,

ni cachalotes cantando.

 

Cruzan arrugas petrificadas

por las lunas oscuras,

de las mejillas saladas

del matador de ballenas.

 

Las tajadas de su alma solitaria,

muertas de angustia,

lo culpan;

las ballenas ya no existen,

y se siente horrorizado.

 

Agua salada

de todos los mares,

a mojado esos labios rígidos,

que nunca sonrien.

 

Contemplaron la majestad,

de las enormes azules,

y se entornaron ante soles

de todos los rumbos

esos ojos profundos,

que nunca lloran.

 

En alguna dimensión,

escucha su fantasia atormentada,

cual si fueran sirenas

que lo atraen,

el ultimo cantar de las ballenas.

 

Sin perder la dignidad

se interna en el mar

hasta hundirse,

el viejo marinero,

y su conciencia de la mano.

 

Sin encontrar ya sentido

y con su alma destruida

se va del mundo,

desapareciendo en el océano,

el ultimo arponero.

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