Zhaklin

El llanto de ella

Llora el cielo;
con congojo, con angustia y con furia.

Llora por mi, por la ausencia, por el silencio y por aburrimiento.
Llora y grita;
porque está enojada, por las decisiones que no se tomar,

por lo hipócrita que soy, por lo patética que me veo.
Llora porque me odia.


Puedo sentir cómo se acumula lentamente
e intenta ahogarme con lo mas puro y sagrado que le fue otorgado: el agua.
Puedo sentir la presión que genera sobre mi piel
comprimiéndome por fuera, pero también por dentro.
Y puedo ver cómo es que entra donde quiere, por donde puede
por los recovecos mas oscuros y turbios que se le presentan.

Pienso;
quizás no llora,

quizás está cantando una canción,
quizás la está interpretando con muchas ganas,
tal vez está intentando sacarme a bailar.

Y yo salgo, salgo y bailo al ritmo que ella me propone,
no me importa ahogarme bailando,
no me importa que quiera desnudarme lentamente,
no me importa que intente manosearme,
regalarle mi piel y mi castidad
para que tenga sobre mi cuerpo la misma libertad que tiene sobre mi tierra.
No, tampoco me importa que me vean haciendo el amor con ella.

Y si es que está enojada, no me importa que me grite.
Y si ya no me quiere ver bailar, no me importa, pararé.
Y si ya no me quiere hacer el amor, me vestiré.
Y si se quiere ir, otra vez, está bien! La veré alejarse a lo lejos
la esperaré en silencio y me mantendré inerte junto a la calma que deja su partida.

Volverá, lo se.
Volverá enojada a sacarme a bailar.