Teodocio Potes

QUE SE MUERA LA PLAGA

Para recordar cada vez que las noticias informan del “duelo nacional” por la muerte de un político

 

Que se muera esa plaga

 ! Que se muera ¡

Que le den  gracias a su dios que no fueron otras manos

distintas del destino las que  no le dieron

el último empujón a su existencia.

 

Que se larguen de este mundo

a los cielos de fantasía construidos

a ver si allí continúan mirando a sus vecinos

por encima del hombro

con su secular desdén y orgullo inveterado.

 

Que se pudran lentamente

sus cuerpos orgullosos adosados de venias y lisonjas.

 

Que los castigue el frío de la tierra

para que apague el ardor de petulancia

de creerse el mismo sol del saber, de la bondad,

sol de justicia, de pulcritud,

de moral o perfección alguna.

 

Que se conviertan, como todo mortal por ellos despreciado,

sus carnes que otrora se sintieron protegidas

por la fama social con argucias y traición

o por otros construida,

en caldo bacterial de podredumbre

que se iguale al hedor de sus conciencias.

 

 

Que se vayan al carajo esos malditos

sin un adiós, sin una lagrima,

más bien con un suspiro

que se torne en grito de placer y de gran jubilo.

Plaga asquerosa de clase gobernante

que abusaron del poder de un pueblo iluso

no merecen siquiera haberse inscrito

bajo la dignidad especial de “ser humano”

no merecen que sus nombres de apellidos ancestrales

sigan manchando las páginas sangrientas

del libro de la historia de mi tierra

que nunca ha registrado,

ni siquiera al margen,

al constructor humilde de todo cuanto hay hecho.

 

Si en el fondo ignoto de este canto

late una pasión mezquina

 entiendan que responde al pago de odio

que les debo,

 y que es el fruto natural de la semilla

que han sembrado en la cándida huerta

de conciencia de mi pueblo.

 

¡ Que se larguen de este mundo,

que se acaben,

y que en ningún otro mundo

los esperen ¡