El ardor que incendiaba mis pupilas,
cuando me apresaban tus ojos negros;
el latir desbocado de mi corazón herido,
aquel que sólo por ti despertaba del sueño.
Los suspiros desvelando los anhelos del alma,
el temblor al sentir la proximidad de tu cuerpo.
Hoy sólo me queda de ti y de aquel ayer,
este eterno, intenso e imborrable recuerdo.
Tu mirada desafiándome en la distancia,
tu tímida sonrisa desatando mis ocultos deseos,
los susurros de tu voz llamándome en la oscuridad,
mis dedos rozando tus manos segundos eternos.
Instantes en que el mundo dejó de girar por ti,
aquellos en que fuiste tú mi único universo.
Hoy solo me queda de ti y de aquel ayer,
este inmortal, punzante y estremecedor deseo.
Palabras que, por temor, no llegué a pronunciar,
abrazos que te di, sin llegar a sentir tu cuerpo;
caricias que murieron sin dibujarse en tu piel,
labios que sólo besaron los tuyos en sueños.
Momentos en que se paró el maldito reloj,
mientras intentaba vencer cada miedo,
Hoy sólo me queda de ti y de aquel ayer,
este perpetuo, profundo e indeleble anhelo.
Hoy sólo me quedan la nostalgia del ayer
y tu mirada, que sigue acechando en mis sueños;
la hoguera que sigue encendida en mi alma por ti
y cada letra de amor destilada en mis versos.
Dedicado a A.H
Ado Medina
23/08/16
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