Hija del mar

¡Ahí están!

Sin llamarlos aparecen,

a veces no los oigo 

ni los veo llegar,

los siento cerca,

siento sus caricias

cuando tiran suavemente 

de mis alitas rotas,

facilitan mi paso

alzándome con ternura,

elevándome del suelo,

facilitándome las dificultades.

 

Sin llamarlos aparecen,

no recuerdo sus cuerpos,

no recuerdo sus voces,

pero reconozco sus ojos,

sus almas puras,

su energía  

y su inconmensurable 

belleza interior.

 

Parecen estar atentos

a mi paso,

sin llamarlos aparecen,

aligerando mi camino,

¡ahí están!

Impidiendo mi caída,

aliviando mi dificultad,

suavizando los rasguños 

infringidos en mi alma al caminar.

 

¡Ahí están!

Son mi compañía,

mis ángeles,

mi guardianes,

mis amores,

que hacen que siga sonriendo

a la vida...

que siga teniendo confianza 

en la humanidad...

que siga creyendo en la bondad...