Marah

La cola para comprar ropa en Cuba

Sacudían la tienda los colistas,

yo en el medio bailaba bien el son

y cuando vi mi nombre en varias listas

sentí como tronaba el corazón.

 

Pasaban por allí muchos turistas

y daban sus chancletas y el mantón,

decían: \"Estos son los comunistas

que hacen por doquier revolución\"

 

Una semana de cola y de pie

no bastó para hacerme de un vestido;

ya en casa hice del anís un té

 

y un susurro me advierte en el oído:

\"No pierdas la señal…tu linda fe\"

¡Qué cándido un arcángel me ha servido!