Felipe Araya

Las infinitas ovejas dormirán

Piedra prismática por debajo,
cobertura de lijas por encima,
escoliosis de cabecera;
párpados cerrados, ojos abiertos.

Piernas emancipadas
dejan su lugar.
Maremoto de sangre,
frío que se enfría sobre la piel.

Otra visita inconsciente
al vidrio transparente:
paisaje omnipresente,
retrato del demente.

Y así pasa el destiempo.

No importa, me digo:
es tan tarde que es temprano;
la cama olvidará su absurdo
y las infinitas ovejas dormirán.