Yo me pongo a pensar con gran tristeza
si lo nuestro es costumbre solamente,
en tu rostro se pierde la belleza
que otras veces miré tan reluciente.
De tus besos marchó su gran la dulzura
que otras veces de azúcar la sentía,
tus caricias carecen de ternura
que hasta el fondo de mi alma conmovía.
Nunca miro la luz de tu mirada
con el brillo de amor que percibía,
hoy la veo distante y tan nublada
sin el rayo celeste que tenía.
Ya tu voz, que timbraba apasionada
y con fuego decía que me amaba,
hoy la escucho glacial, tan apagada
pues le falta la nota que embriagaba.
Las costumbres han ido disipando
esa llama que ardía en nuestras vidas
solamente cenizas van quedando
de pasiones que fueron encendidas.
¿Es quizás que dejé de comprenderte
o perdiste la gracia de entenderme?
¿Es posible dejé ya de quererte
o talvéz tu dejaste de quererme?
Autor: Aníbal Rodríguez.