RODRIGUEZ NUEZ

carta 1

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Estoy cierto que el destello de tu sonrisa

y tu mirada fulgurante, 

fueron el gancho, el puente, la trampa perfecta,

para que yo enraizara mis sentimientos en tu tierra,

luego llegaron volando tus manos como alas abiertas,

a reforzar mi teoría, de quererte sentir dentro de mi vida,

vinieron después tus besos de colibrí y las caricias de seda,

por fin te sentí mía,

fui de apoco descubriendo con el tacto de  un ciego 

asombrado las formas de tu materia,

te veo a ti y veo el cielo, 

me aventuro temerariamente a escudriñar 

cada rasgo de tu belleza,

como si fueras un mural de Rivera

te pongo los ojos desde la uña del dedo meñique del pie

hasta llegar al arco simétrico de tus cejas.

Pero también eh aprendido amar de ti lo que no se ve

y lo que no se toca,

amo el hueco que me dejan en el pecho tus ausencias,

la estela de silencio que se queda tras de tus palabras,

y tu espíritu indomable y tu luz de estrella y tu alma de guerrera