Índigo

Alegatos de un aedo

Él se enamoró de sus letras

de su voz, de su alma,

se enamoró de su mundo privado,

de sus sueños secretos.

 

Se enamoró con tal fuerza

que de su mundo escapó,

huyó discreto

se guió de su luz

se guareció bajo sus letras

y un día la encontró.

 

Ella era tan tierna,

una fiera indomable,

mujer de cálculos precisos,

de noches bohemias,

de sueños videntes.

 

Ella… era ella

simple y compleja

mujer de mil secretos

Mujer... de efectos mágicos.