Norberto p.p.

No olvidaremos

En este gran desconsuelo de mi encierro,
contagiando mi casa, despabilando mis
sentimientos absurdos; siento tantas ganas
de llorar…
Por fin en cubierta sollozo y sollozo.


La tarde abigarrada cae sobre mi cuerpo
y esos recuerdos del ayer absorben mi mente
con un palmo de lengua.
Ayer tenía la ilusión de besarte, de gritar y
susurrar que te amo.
Mi batida es creer que el mundo es
perfectamente imperfecto.

 

Ahora que tu adiós ha venido y que tus
palabras se alejan a ciento cuarenta kilómetros por hora,
se acerca el invierno que trae consigo un café,
dos cigarrillos, una pluma y papel arrastrado
por los vientos de antaño. Recordaré aludido
capítulo y después escribiré nuestra historia.

 

Hoy… empecé a querer olvidarte y, en contraste, 
resulta que es más fácil y divertido el jugar a ser
tu amor, el inventarte en las noches nerviosas 
y alucinar tus manos suaves que siempre quise 
y tus labios de néctar de los dioses olvidados.