Mayra Gisel

*** Dos Cuerpos Desnudos ***

Con un casi inaudible “ Eres mas que perfecta”,

y con pasos lentos y decididos,

sus manos toman y acunan su rostro para besarla suavemente,

y de un segundo a otro devorarla por completo.


En seguida el ambiente se torna caliente

entre sus cuerpos desnudos que se prenden fuego y arden,

y sólo se escuchan en el vacío los quejidos de placer.


Sus manos recorren cada rincón de su cuerpo,

espacios que encajan perfectamente en las caricias de él.

Suma sus labios se alejan de su boca,

para regalar un viaje húmedo a cada rincón de su cuerpo.

Las manos de ella sujetan con fuerza el cabello de él

intentando pegarlo más a su cuerpo y

guiándolo mas hacia su deseo.


Humedece sus labios para seguir

lamiendo y mordiendo cada milímetro de su ser,

en la medida que sus manos aprietan su carne

cada vez que ella araña y marca su espalda.


Vuelve a su boca y la besa con desesperación y mucha prisa

como si ella fuera ese oxigeno que necesita para respirar,

Vuelve a dejar su boca para bajar

mientras lame y muerde su cuello,

Muerde el lóbulo de su oreja y

todo el cuerpo de ella se contrae ante lo que él hacen con ella.

 

Sus manos se deslizan por su vientre mientras,

su boca encierra uno de sus pechos,

haciendo contacto su lengua con su pezón erecto y caliente.

Una de sus manos sigue en viaje hasta llegar a su bajo vientre

mientras que la otra masajea y estruja el otro pecho.

 

 

Sus gemidos de deseo van en aumento

y todo su cuerpo se encorva al sentir como sus fríos dedos

se deslizas arriba y abajo en su hendidura mojada de la excitación.


Ella separa las piernas un poco

dándole lugar a que sus dedos se adentren en ella

de una manera lenta y tortuosa, asiendo que ese punto

donde se concentra y explota el deseo se hinche,

se caliente y él lo sienta latente en su lengua.


Sus dedos entran y salen de ella en la medida en que todo su cuerpo

se entrega al placer, a los deseos de ese hombre

que toma y sacia su hambre comiendo del cuerpo de ella.

 

Retira sus dedos y su boca de su centro,

se aleja un poco de ella para admirarla allí tendida en la cama,

con sus respiración agitada, sus ojos cerrados,

todo su cuerpo mojado por sus labios y el sudor de sus cuerpo mezclados.

Toma de la mesa de luz un condón y se lo coloca,

mientras la mira con deseo y muchas ganas.

Abre sus piernas ante él,

dándose lugar para acomodarse encima y en medio de ella.

Coloca su sexo en su entrada y toma aire

para adentrarse de forma lenta y tortuosa en ella

para llegar a tope de un fuerte envión,

el cual ella recibe con un grito y encerrándolo con sus piernas

entrecruzadas en la parte baja de su espalda.

 

 

Los movimientos van en aumento

mientras sus bocas se devoran y regalan los gemidos del otro.

La habitación se envuelve en gritos de placer,

dos cuerpos chocándose, restregándose, llenándose por completo.



El sudor de sus cuerpos cómo sus fluidos se mezclan

hasta que al mismo tiempo, en un casi aullido desgarrador, llegan al éxtasis

cayendo casi desmayado enésima del cuerpo cansado y sudado de ella.