Victor Gedig

Tu nombre.

Tu nombre parece un milagro,
Surgido de la mejor poesia.
Escrito con letras de dioses iluminados,
Guardada en la lápida de la mitología,

Creciste en el vientre de la sabiduría,
Porque pareces tiempo con tu andar,
Controlas la noche con tus labios,
Dominas las olas con tus hermosas manos.
Fuiste creada para indagar sobre la vida,
Para formar maravillas con tan solo bostezar,
Tu voz se acerca en medio de la lejanía,
Porque te vuelves cielo, querida mía.

Tu nombre recorre fronteras,
Navega por los mares de la duda.
Te incrustas en la monotonía de los días,
Desterras los pecados entregados a la luna.
Aferrada al deseo de soñar,
Tus ojos viajan entre la atmósfera.
No te afecta el dolor ni el pesar,
Porque fuiste dios antes de que nacieras.

Tu figura tan delicada y fuerte,
Posa entre lo sublime y perfecto.
No conoces la palabra muerte,
Porque antes que ella, tu existías primero.
Tienes ríos en tu sonrisa,
Desbordan sonrisas entre sus aguas,
Y es que pareces una Artemisa,
Por tu piel completamente blanca.

El mundo arde pero la apagas con tu dedo,
Así como apagas mi tormento con un beso,
Volverás con tu nombre a repetirlo,
Para decir que eres mía y yo tuyo, amor mio.
No te pareces a las mujeres,
Las mujeres se parecen a ti,
Porque eres el molde,
Eres la modelo a seguir.

Quiero dormir en tu perfección,
Descansar en tu cuerpo que parece al olimpo.
Confío mis sueños a tus ojos limpios,
Porque careces de errores,
y con un parpadeo vuelves santos a ladrones.
Por eso tengo tatuado tu nombre en mi corazón.

Yo nunca te llamaría con otro nombre,
Antes prefiero quedarme sin voz.
Robas suspiros a las flores,
Empiezan con risillas,
Luego continúan pidiendo perdón.
Impidez el suicidio a los hombres,
Seguramente se debe a tu nombre,
Tan sublime como el aleteo de un gorrión.