Hiems Aeternam

Colores

Rojo:

No necesitamos ojos para llorar,
porque a través de las cortinas podemos
palpar la tristeza;
puedo ver lo compungida que estás.
No necesito, tampoco, manos para desear,
pero sí necesitamos el corazón muy blanco
para mancharlo, de vez en cuando,
de rojo intenso...

Verde:

Crecen en mi barba helechos,
mis pies son raíces al viento, descubiertas..
No siento más que esta tierra
y esta tristeza...
No puedo moverme: me inclina la brisa,
resbala la lluvia por mi cuerpo, como lágrimas,
y de mis ramas salen, sin tiempo
los mensajeros de mis días...


Amarillo:

Porque es una suave melodía,
una cara blanca, con dientes
labios suaves, ojos claros,
marchitos... Sol saliente:
arde como la ropa que vistes
rebota en mis sienes, y, en días grises,
brilla más que siempre.

Azul:

No es el mar, ni es el cielo,
es el congelado tiempo de esta historia,
este momento.
se consume una vela: abajo, en el suelo
cae su esperma, derretido, espeso...
Si nos arrepentimos del azul caliente
que quema sobre la base nuestra vela
de días, habremos logrado esto:
melancolía...

Negro:

Reina el silencio; a mi encuentro: el espectro.
Afila sus garras, traspasa mi cuerpo.
No rezo a nadie: cristo roto, vidrio negro.
No veo nada... Llegan frases que invento
para llenar el aire; este aire negro que respiro,
este mal que cabalga entre cementerios,
isla solitaria de olas bravías
revientan contra las rocas de un templo
saqueado por la vida.
Miro a lo alto: nubarrones; grises, negros.
Me arrodillo y siento la lluvia sobre mí;
aún queda un farol iluminado, a lo lejos...