Afuera, tras el espejo,
veo caer como rocas en un alud,
gotas de lluvia cristalinas
reflejo de las lágrimas
que hoy brotan de mis ojos.
En el cielo infinito,
las estrellas van formando
con su brillo entre los lazos azul oscuro,
constelaciones con las formas de su cara
y al lado, un astro de blanco rostro
intenta dar vida al río que ya no fluye
junto a la vereda de mi pecho,
en lo que antes era mi corazón.
Mirada perdida en el horizonte,
trato de hallarte y no te encuentro.
Horizonte de esperanza perdida.
Soy como un barco navegando sin rumbo alguno
en un mar que no cesa su eterno llanto.
Como un alma en pena que anda vagando
entre las sombrías y estrechas calles
de una ciudad sin recuerdos,
caminando sobre los cristales de un sueño roto.
Y desde esta soledad en la que vivo,
observo cómo los días se suceden sin descanso
y poco a poco se va escribiendo el final anunciado
de una historia que carecía de principio,
y en la que solo un triste personaje
formaba parte del argumento.