mariano777

EL VIAJERO

Mil y una eternidades

 

 

Soy un naufrago le dijo el desconocido al profesor.

--Y que hace entonces por acá?, respondió el catedrático.

--Estamos a 1000 kms. del mar, agrego.

--Es que no soy un marino. Usted es capaz de concebirlo, aunque no lo crea.

--Estoy perdido en el tiempo, soy un  naufrago temporal, y es necesario

que sepan la época y el momento exacto donde estoy para  que puedan

rescatarme.

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El profesor, era un estudioso de la física relativista y se entusiasmo en la charla

con el desconocido.

Por razones que no entendió el maestro, el forastero estaba perdido en el espacio-tiempo

sin posibilidad de regresar a su época si no era rescatado por los suyos.

La gente de mi mundo necesita saber donde me encuentro; y cuentan con la tecnología

adecuada para llevarme de vuelta, comento.

El viajero dijo llamarse Adán y explicó al profesor que era indispensable no mezclar

las líneas temporales para no producir consecuencias incontrolables en el destino

de la humanidad. Por eso era de una urgente necesidad tempo-espacial, volver a su

tiempo y debía ser rescatado.

--Puedo hablar con toda franqueza con usted porque aunque algo se le ocurriera declarar

 siguió,

-- ¿Quién podría tomarlo en serio?. ¿Quién podría creerle?.

 

Y Adán comento al profesor que en el futuro que vivía no había noticia de que un científico

del siglo veintiuno hiciera cualquier tipo de declaración sobre el tema que tratamos.

La garantía de silencio estaba en la total imposibilidad de que pudiera ser violado

por el impedimento insalvable de que no fuera considerado un disparate.

 

La ciencia-ficción del siglo veinte fue un notable acostumbramiento de las mentes de

la gente a la ficción que estaba preparando a la cultura a concebir lo que en un futuro

podría ser  ciencia.

Tantos han leído “El fin de la eternidad” de Isaac Asimov, o los muchos otros títulos

de la época de oro de la fantaciencia.

Aunque una cultura determinada, no por  eso lo crea, el acostumbramiento por la reiteración

de películas, series, novelas y cuentos es la mejor manera de que  las cosas sean aceptadas

en forma natural por la opinión  común.

El profesor con todas sus dudas de científico estaba comprendiendo al “hombre del futuro”

y supo que necesitaba algo de él.

El forastero explicó que necesitaba ciertos datos secretos del reservorio de energía de los

Estados Unidos que ya había obtenido de China, Rusia y otros países europeos y que por

razones obvias no podía divulgarlas en la tierra en este momento.

También comentó  al profesor que la evolución humana había tenido enormes avances

en los cambios mentales de los hombres; y que la gente de su época, como él, tenían

poderes telekineticos.

El pedía esos datos secretos sobre las centrales nucleares porque era necesario producir

un hecho  que de ninguna manera estaba al alcance de la ciencia humana de la actualidad

del profesor.

Con sus poderes crearía las condiciones para que ocurriera un “parpadeo” mundial en todos

los grandes centros de energía que pasaría desapercibido para la ciencia afin al profesor.

Pero que sería captado muy fácilmente por los científicos de su época futura y podrían

rescatarlo.

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El profesor vio por última vez al nauta-tiempo cuando se produjo una vibración,

un resplandor y Adán desapareció en la eternidad.