José C. Pérez Adsuar

¿Cuántas veces?

¿Cuántas veces en el suelo

por mis vicios y pecados,

yo me hallé, Padre querido,

ofendiendo tu Deidad?

 

¿Cuántas Tú, sin yo pedirlo

te dignaste levantarme,

bien del lodo o la misería

en que mi alma se encontraba,

sin que luego me dignara

de decirte: ¡Gracias, Padre!..?

 

Fui cobarde y también débil.

Tú llevaste mis pecados.

Ciego y sordo te negué.

Mas hoy vengo arrepentido

por las penas que pasaste

sin que yo me percatase

que eran todas por mi bien.

 

A Ti mi Dios, Bien Amado,

sobre el suelo te dejé;

tuvo más amor la tierra

que arropó tu cuerpo débil

cuando con la Cruz a cuestas

te precipitaste en él.

 

Tu caída, Cristo mío,

nunca tuvo mi consuelo,

no fui yo el que del suelo

te ayudara a levantar.

 

Fue mi vida la que amabas

y eso sólo te empujaba

a cargar con el madero

y empezar a caminar.

 

¿Cuántas veces, Padre mío,

me has llenado de consuelo

y viéndome en el suelo

me has alzado a tu Verdad?