Miércoles en la tarde,
ruido de deseo,
palabras y miradas que colapsan,
sabor a mojito cubano en los labios,
ritmos suculentos.
Susurros al oído,
copas de licor sobre la mesa,
roces desprevenidos,
propuestas incitantes.
***
Cae la noche,
se consume el humo del ambiente,
un beso precede a otro,
las lenguas se entrelazan,
no hay espacio para prendas,
—Se derriten en el piso—,
melodías sugerentes mueven la piel,
sudan los besos,
las manos se deslizan por cada rincón,
un nuevo lenguaje surge.
Gemidos y titubeos
inundan el ambiente,
pocas palabras,
demasiados latidos.
Sube la temperatura,
el deseo se esparce en la habitación.
Primer round,
segundo round.
La noche se extingue
y llega la aurora.
Bajo las sabanas el sudor no se marcha.
***
La respiración no se detiene
y las manos inventan lenguajes ocultos en susurros
que indican: “ descíframe”
Se hace indeleble el roce de sus manos
por mi cuerpo,
y se graba en la memoria
de la piel y del deseo
que no hubo marcha atrás
para esa noche,
exquisita noche.