Tus ojos de gata
¡Qué vacío se siente en el alma
cuando el ser querido no está!,
cómo se puede combatir
aquella horrenda sensación de soledad.
Me transporto a épocas pasadas
ya vividas pero nunca olvidadas,
dónde escudriñaba tu figura
en esa larga, espesa y negra noche
buscando tal vez tu sombra...
o un vestigio de tu presencia...
o una gota de agua seca...
Buscando algo que me dijera
sea poco o sea mucho...
¡qué estabas tú, esperando allí afuera!
Cómo deseaba perderme
otra vez en la inmensidad
de esos ojos negros,
que unas veces
me embriagaban con su mirada;
oscura, profunda y absorvente
y en otras, esos mismos ojos,
esa mirada profunda me transportaba...
hasta las puertas del cielo
y me llevaban junto a mi Buen Dios.
Nunca encontré otros ojos...
otro cabello...
y otra piel
que ne hiciera olvidar tus ojos
tu cabello
y tu piel.
Tu recuerdo me acompañó durante lustros
y sólo al final deseé,
sacudirse de esa fuerte mirada que me hacía tu prisionero,
de esos ojos negros de gata
que a mi me dominaban
y cuando al fin lo conseguí
¡pude respirar!...
pues de amor NO se muere...
pero tu amor ¡a mi me mata!