Adrian Labansat

ENAMORAMIENTOS

 

Me oculte tras el rostro de un niño de paja,

de sus ojos quebradizos, penetrantes como agujas

brota un fuego que incide encima de las alas de pájaros negros

descienden sueños diurnos con temerosos movimientos,

mis ojos  están incendiándose junto a los suyos haciéndose ceniza

y la sed comienza a ser incontestable.

He emprendido el éxodo a mis sueños con movimientos que se vuelven absurdos, 

los pulsos de todas mis edades regresan sobre alas transparentes.

Las agujas comienzan abrevar en mi sangre como Lázaros levantados,

se ha desangrado el pozo,

no han quedado más que ríos crecidos de desesperanza.

Mi deseo se ha  alzado para mirar  la nada

donde solo náufragos pueden abordarla

buscaba el amarizaje de las miradas a lo largo de su cuerpo pero ha sido inútil.

En las playas su piel se descubre las edades

flotan las palabras que no pueden contestar nada

se muere la sed bajo una lluvia inexistente,

y los deseos regresas a los sepulcros después de muertos.

 -Te he llamado para decirte que lamentablemente los sueños han muerto-.

Retiró la mirada para cerrarla y guardar una perla que valdría para  no olvidarle nunca.