Angel ¡123!

EL HOMBRE Y SU AMADA GAIA

 

 

 

Vacios estan los campos, despojados de sus amos las manos laboriosas han desaparecido, sudor de sus faenas en la tarde abandonadas ;

¡el verde oliva! con olor a yerba fresca.

 

Cuanto extraño el atardecer de mi campos

con alegres serenatas de voces satisfechas de cumplir,

en el unificado mundo del trabajo campesino

que dia a dia su faena no lo deja

aún cansado este llegando hasta la cima despues de la jornada

llevando su azadón su sombrero, capa y ruana con orgullo

esparcido en las montañas entre cantos de aves y chicharras

ya con fatiga llega pronto hasta su rancho, allí

espera la mujer que mas adorna la casa y su labranza.

 

Silencioso el monte de encopados árboles va desapareciendo; 

 extensas llanuras van quedando,

vegetacion abandonada,  sus criaturas silvestres,

sólo el duelo por el llanto enmudecido;

ahogado queda en la garganta.


Amos de grandes sentimientos de amor hacia la Madre Gaia.
hombres que dejaron al azar su terruño al cuidado silencioso de

 

aquellos que llegan destruyendo humedales y secretos

que sólo la selva guarda.

 

Sonidos del  maderable bosque clama a gritos su regreso de aquellos

que cuidaban con amor y sabia ciencia lo que un dia enseñaron sus ancestros

caricias de los frondosos robles,cedros, canelos y todo cuanto habita en la Madre Gaia

sus caudales y fuentes cargadas de cristalinas aguas

deslizandose como esbelta cabellera adornando el paisaje de montañas valles y llanuras.

 

Agua dulce; dulce agua dejada por la nieve desde los inmensos rios a

campos florecidos, esparciendo sus aromas por los aires 

estrellando con el cielo majestuoso de colores de arco iris
brillando en pleno su lozanía radiante en dias de ardiente sol en el verano.

Vuelve el hombre a su Amada Gaia,

¡vuelve victorioso!

su Amada Gaia lo reclama.

 

 



 Bernarda