Samuel Santana

Terquedad

He decidido quererte

aun cuando socaves mi alma.

Te busco en el fuego abrazado a la leña,

en el filo de la espada sangrienta,

 en el ojo de una tormenta,

en la raíz de las tinieblas y

 en lo amargo de la copa.

Estoy dispuesto a amarte

hasta en la raya del viento y

 en las temidas cavernas.

Mis ansias son de labriego perdido

 acostumbrado a fieras salvajes,

caminos torcidos,

pájaros negros,

días sin agua, sin comida y sin tregua.

Esta vida mía,

forjada en astillero de azufre,

nunca duerme hasta poseer su sueño.

Ya escribió tu nombre en piedras,

en  sombra de árboles otoñales,

en olas violentas,

en las patas del águila gris y

 en las artimañas de los gitanos rutilantes.

Por demás, ella aprendió el olor de tu piel y

 se imagina locamente tu signo prohibido.