Proceloso es el mar que yo navego
y las olas embisten mi velero,
mas mi espíritu altivo no doblego
porque tengo la esencia del guerrero.
No me asusta que sople fuerte el viento
ni la sombra que nubla el horizonte,
el coraje me sirve de sustento
y permite que todo yo lo afronte.
Cuando siento lejana la esperanza
de llegar con ventura a mi destino,
de mi pecho me brota la confianza
que elimina arrecifes del camino.
Viajo erguido venciendo la avalancha
y me siento rector de su embestida,
voluntad es el nervio que me ensancha
esa fe, con su antorcha bien prendida.
Vano intento que doble mi cabeza
llevo el alma de acero y roca fuerte,
la miseria del miedo es la bajeza
que nos hace doblemos nuestra frente.
Mis principios se bordan con templanza
y con ellos al mundo enfrentaría,
con su fuerza mantengo gran alianza
que me otorga poder y valentía.
No le temo a peligros que me acechen
porque tengo el poder que da Natura,
nunca dejo mi senda que la estrechen
esas dudas que llevan nube oscura!
Autor: Aníbal Rodríguez.