A veces me pregunto que fue de nuestro sino
que pudo convocarnos, y luego tu partiste,
y pienso fue tragedia cruzar por tu camino
al ver que con tu marcha mis sueños los destruiste
¿Te preguntas acaso lo que juntos vivimos,
o cuenta no te diste de cuánto te adoraba?
Si pensabas largarte, sin razón encedimos
la ilusión que me diste, que ya nunca esperaba,
La vida me pasaba sin pena ni alegría,
mas misterio indecible te condujo a mis lares,
y fuiste mariposa, que inquieta me ofrecía
los vientos de sus alas, de blancos azahares.
La noche tan serena, bañada por estrellas,
me inspiraba el deseo de sentir su frescura,
mas extraños designios me marcaban tus huellas
que llevaron mis pasos a tu linda figura.
Si me hubiera quedado meditando en mi casa
y mis sueños de loco se me hubieran quitado,
estaría tranquilo, sin sentir lo que pasa
y tu amor de momentos, lo tendría olvidado.
Te diré mi secreto, que jamás descubriste,
que miré sin mirarla, tu figura esmaltada,
mas con voz armoniosa, tan sonriente dijiste:
los reflejos me encantan de la luna azulada!
Tus palabras sonaron con hermosa armonía,
ya mis ansias soñaban el poema dilecto
que pudiera decirte lo que mi alma sentía,
al mirar en tus ojos el fulgor mas perfecto.
Acaso estaba escrito debía conocerte
y con fuego quemante, tu pasión de sirena
encendiera mis fibras con la fiebre mas fuerte,
y que ahora tu ausencia se convierta en condena
Autor: Aníbal Rodríguez,