Orgalim

Ladrón de cuello blanco

 

Conocía bien mis debilidades;
varó una noche a la orilla de mis tristezas,
acompañó mis sombríos insomnios
plácido céfiro me arropó…

¡Algunas veces intuí su mentira
mas siempre su labia me enredó!

Hoy bajé la guardia
lo hice consciente y por puro placer,
tengo el lugar preciso, me dijo
garantizado un bello amanecer.

El almíbar rodó por mi piel
a mis pies, entero el mundo se esfumó,
se bebió mis tristezas, anidó en mi corazón
... brillo argénteo en sus sienes destelló.

El sol se escondió en el horizonte
un último rayo resbaló por su espalda,
las prendas cubrieron su etérea desnudez,
yo… mis muslos cubrí con mi falda.

Desayuno de besos y caricias
su cuerpo, manjar dormido a la luz del día,
en mí, un presentimiento se arremolinó
ahí supe que nunca más lo vería

¿Su nombre? no lo recuerdo
siempre “cariño” le llamé,
quedó en la habitación impregnado su perfume
sus besos a fuego tatuados en mi piel.

Orgalim.
©Derechos Reservados
USA