Samuel Santana

Estado de cosas

Que hermoso el sol cuando a la

aurora mostraba tu pelo medusa.

Hoy el bosque está húmedo y

 luciérnagas reposan.

Desde lejos llegan ecos de silencios y

 tu voz inconfundiblemente entremezclada

con precipitación de aguas.

Mi alma te busca como barco su destino.

De mis huesos,

no he podido desterrar las huellas de tus labios,

la lluvia de palabras

 ni el aroma de tus manos.

Esta ansiedad no se calma

 con la altura de un abismo

ni el mover de una rama.

Pálido recuerdo escondido

en la sombra de un portal deshabitado.

La última tarde de amor mariposas

 luchaban contra el viento,

rojos pétalos se adormilaron,

hormigas confundieron senderos rotos y

 nubes dispersas caminaron

por lánguidas montañas.

Hora de la desolación,

de buitres negros,

de puertas cerradas y del vaho a

orillas del horizonte sombrío.

Lloré tu pasado y

 vi anclas arrojadas

entre espinos deshojados.

Ah cansado, cansado,

cansado sueño de esta hora final

 en que te espero sin

 la luz de la esperanza.