Raúl Daniel

¡Mi mamá me dice que aborte!

¡Mi mamá me dice que aborte!

 

¡Mi mamá me dice que aborte!, ¡aconséjeme pastor!..

 

Primero le pido perdón, porque yo sé que he pecado,

pero a dos enamorados es difícil atajar,

y los besos se suscitan y las caricias arrollan,

y, al fuego de la pasión ya no se puede pensar.

 

Pero tengo dieciséis, y aún curso en el colegio,

me faltan todavía tres, estoy en bachillerato,

él sólo me lleva uno, y también está en cuarto).

 

Hace dos días que lo sé, y me la paso llorando,

mi papá no quiere hablarme, y mi mamá, ya le dije,

no para de aconsejarme: -“¡Qué todavía soy muy chica!,

¡qué voy, la vida, a arruinarme!, ¡qué mi novio es un mocoso!”,

y un montón de cosas más, que me imagino ya sabe.

 

Anoche pasé pensando de todo, ¡hasta en suicidarme!,

pero después me di cuenta: muerte por muerte es lo mismo,

¿Cuál, Dios, podrá perdonarme?, ¿si desespero y me mato,

¡o le hago caso a mi madre!?

 

¿Ser una madre soltera?, y él: ¿considerará casarse?,

¿casarme?, ¡con dieciséis!, ¿para después separarme?,

¿Qué dicen las estadísticas?, así: ¿le va bien a alguien?,

¡Aconséjeme pastor!, no sé qué hacer, y coraje,

¡es lo que me está faltando!

 

Hoy a la mañana vino a visitarme mi abuela,

porque al saber mi problema, quiere ayudarme, y me dijo

que puedo vivir con ella (si se pone malo mi padre),

que me apoya en lo que sea, que podría tener mi hijo,

y después dárselo a alguien que quisiera adoptarle,

que piense bien y decida, y se quedó hasta la tarde.

 

El aborto es ilegal, ¡pero todo el mundo lo hace!;

me dijeron dos amigas que a ellas les pasó igual,

una lo hizo a los quince y la otra ¡uno antes!,

que duele, sí, y muchísimo, pero que el dolor se pasa,

y una aprende con eso que mejor hay que cuidarse,

que existen las pastillas, profilácticos, inyectables,

y otros variados métodos para que no vuelva a pasarme,

que con el tiempo se olvida y nadie habla más nada.

 

¡Yo sé que esto es mentira!, ¡que una mancha muy grande

va a estar siempre en mi alma!, que me va a costar dormir

si quito la vida a alguien, y ¡a mi propio hijo!,

¡no creo que pueda olvidarme!

 

¡Aconséjeme pastor!, ¡¿Qué le contesto a mi madre?!