nelida moni

El niño y el circo

                                                                                                           

                     “Aprende como si fueras a vivir toda la vida, y vive como si fueras a morir mañana”.

                    Charles Spencer Chaplin

 

El niño y el circo

Un par de niños, en las márgenes de un pueblo,

esperaban cada 6 meses, un circo, su padre,

solo llevaba al mayor, ya que el espectáculo

era muy completo, con malabaristas, bailarinas

exóticas y lo más impresionante eran los

trapecistas, a gran altura, se lanzaban de un lado

a otro con giros sobre sí mismos, se tomaban de

las manos en pleno aire descolgándose en escalerillas...y mucho más…

El más chico, año tras año, rogaba que lo llevaran, la mamá, se acomodó

sentándose a su lado, y trató de explicar que no era propio,

por su edad, los trapecistas dan una presentación, que impresiona

El niño, con lágrimas, le dice, yo solo quiero ver a los payasos, después

vuelvo a casa, lo prometo, al correr los días, llega este circo al pueblo,

Su padre habla con la madre

La madre, entiende el parecer de su marido, pero no puede alejarse

de la tristeza de su pequeño y de su insistencia, por conocer el payaso

Al otro día, pleno almuerzo, comunican a sus hijos, que ambos irán al circo.

Con una condición: el más grande irá a ver el programa completo, el menor

acompañado por su mamá, se retirará luego de haber visto a los payasos

Llega el día, el estado de buen ánimo, rebalsa la casa, la madre muy feliz,

por cumplirle el sueño al benjamín .

La familia entra, se acomoda en el primer palco, sale el presentador anuncia

a los artistas, todos aplauden, es grande la carpa, ostentoso el vestuario

y una bella música de fondo, entran tres payasos que hacen malabares y

piruetas, todos los aplauden, se ríen y ellos se acercan, y Pablo lo mira,

con asombro...

 

Como estaba acordado, salen Pablo y su mamá.

La madre nota la pena del niño, cuando crezcas vendrás y veras los trapecistas

Pablo, contesta a su madre, no, ya vi al payaso, y él tiene la sonrisa dibujada y sus

ojos son tristes.

Pablo ve a un hombre con tristeza y una mueca como sonrisa…

Los niños, son críticos y se expresan en libertad…

  

 

***Es una historia, que leí, no sé cuándo ni dónde, me impacto,por su mensaje

desconozco su autor, y la hice como sugún la interpreté***

                                                                               Nélida Moni

 

 

 

 

 

 

 Un rescate de lectura, para poder llevar a este cuento-relato a una mejor interpretación

-El payaso mimetiza desde siempre y con éxito infalible el acto de pensar, con todo

lo que el pensamiento comporta: la vacilación, la duda, la aparente indecisión. El

alejamiento de la circunstancia inmediata, esa que imanta a los hombres...

Mimetiza esa peculiar situación del que piensa que parece estar en otro mundo,

moverse en otro espacio libre y vacío. Y de ahí el equívoco, y aun el drama.

El hombre que piensa comienza por alejarse, más bien por retirarse como el que

mira, para ver mejor. Crea una distancia nueva y otro espacio, sin dejar por eso de

estar dentro del espacio de todos. Para ver lo que está lejos o detrás, oculto, deja

de prestar atención a lo que inmediatamente le rodea; por eso tropieza con ello. Y

como se mueve en busca de lo que no está a la vista, parece no tener dirección fija,

y como su camino es búsqueda, parece vacilar.

El payaso realiza la mímica de esta situación en forma poética y plástica, o más

bien musical; la hace visible cuanto es permitido. Y la hace visible también desde el

otro, desde el hombre que ve pensar a otro sin acabar de darse cuenta de lo que

está sucediendo ante sí; ve solamente a alguien que tropieza, para el que son

obstáculos las cosas más corrientes, que un niño sabría apartar. Mas, algo

sospecha, y de ese contraste surge la risa o la sonrisa; sonrisa en los que

sospechan, risa burda en los que sólo sienten halagado su instinto elemental.-

………….

el payaso nos consuela y alivia de ser como somos, de no poder ser de otro

modo; de no poder franquear el cerco que nosotros mismos ponemos a nuestra

libertad. De no atrevernos a cargar con el peso de nuestra libertad, lo cual se hace

sólo pensando. Sólo cuando se piensa se carga con el peso de la propia existencia y

sólo entonces se es, de verdad, libre.

Con la sombra densa de nuestros conflictos el payaso modela sus gestos, su mímica

casi inmóvil. Y, al fin, todo lo resuelve en música; unos cuantos lamentos de violín

o una cadencia apenas esbozada en el piano, y hasta el leve sonar de una

filarmónica que viene a decirnos: ¡Eppur si muove! Somos, a pesar nuestro, libres.

 Cita.Papeles del “Seminario María Zambrano”