Enrique Garcia

[ Segundo Anatema ]

 

Y vos, que oscilás y te bamboleás, basculando entre dos mundos tan disímiles, seguramente entendés. Gracias por andar con la oreja lista para oír. Ojalá que siempre tengas un motivo para perder la vista entre las líneas de un libro o frente al resplandor de la computadora escribiendo, porque eso estarían señalando que hay fuertes y poderosas motivaciones que empujan tu caminar. Yo no me explico, y reniego, cual es la razón que hace que te declaren invisible, siendo que la vida está jalonada por fuerzas tan cercanas y visibles. Me da pena que, como los ciegos videntes, no quieras ver.

Yo siempre soñé con un absoluto enorme. Con un absoluto que me bastara. Lo encontré en pocas cosas, en algunos libros, en alguna música, en alguna flor, en algún niño, y fundamentalmente en la palabra, en la palabra con la que sé que me voy quedando porque me pertenece, y también le pertenece a un par de personas muy queridas, solamente a un par que ni siquiera imaginan mis inquietudes y vibraciones. Entre las personas, encontré el absoluto en unas pocas, entre las cuales debo confesarte no te cuento, y quiero que lo sepas, para que no me arrepienta, alguna vez, por no habértelo dicho claramente a tiempo.